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 ALMACENAMIENTO, TRANSPORTE Y DISTRIBUCIÓN La inserción del hidrógeno en la red de gasoductos existentes está regulada actualmente en muchos paí- ses, admitiéndose mezclas con el gas natural entre el 2% y el 10% (en el caso de España debe ser menor del 5 %). Se limita el contenido cuando haya depósi- tos de almacenamiento, menos del 2 % en el caso de Alemania y cuando se alimenta a turbinas de gas o motores de combustión interna. En referencia a estos dos últimos casos, son modificables para adaptarse a otros contenidos de hidrógeno pero su concentra- ción no debe fluctuar y es necesario implementar nuevos sellos y detectores de llama ya que la llama de hidrógeno es transparente. Los electrodomésticos parece que tienen más rango y flexibilidad para ma- nejar concentraciones mayores (< 23 % según la IEA) pero no hay datos de cómo afecta a su vida útil. Otro reto a superar es el de los materiales de la red de transporte de gasoductos; el polietileno de las tu- berías es válido hasta para el 100 % de H2, pero en las tuberías de acero (mayoritarias en la red de alta presión) y en las juntas; se necesitan hacer ensayos y normalizar las reglas de uso para que sigan siendo seguras. La red de gasoductos española transporta unos 370 TWh al año de gas natural; si se introdujera un 3% de H2 (o sea unos 11,1 TWh) se precisaría disponer de una capacidad de electrolizadores de 4 GW de hidrógeno (7,4 GW de energía eléctrica) funcionando unas 2800 horas. La hoja de ruta para adaptar o crear nuevos gasoductos tiene paradas a 2030, 2035 y 2040, incluyendo en esos periodos la implementación de medidas adicionales de seguri- dad en los mismos. Para dar respuesta a los posibles excedentes de ener- gía eléctrica estacionales se está estudiando también el almacenamiento de hidrógeno en cavidades sub- terráneas profundas, como ya se hace para el gas na- tural. Otra alterativa que facilitaría su almacenamien- to es su conversión en compuestos químicos líquidos como se indica a continuación. Respecto al transporte de hidrógeno aparecen otras opciones diferentes a los gasoductos cuando la dis- tancia supere los 1500 kilómetros. En este caso ha- bría que licuarlo, a – 253o C o convertirlo en líquidos en forma de amoniaco o compuestos orgánicos hi- drogenados (LOHC), ya sea para su utilización directa o para la descomposición de sus moléculas y libera- ción del hidrógeno. Todas estas tecnologías suponen un gran coste energético en su transformación. El transporte por carretera del hidrógeno en forma de gas comprimido está normalizado en diferentes países. Como ejemplo, en Estados Unidos se permite hasta 350 bar y no más de 280 kg. El transporte se realiza en cilindros de acero y se está planteando el  INVIERNO 2020 • tesla 45 


































































































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